Una mujer de 43 años con discapacidad tomó una decisión valiente durante el aislamiento por la pandemia de covid-19 en Australia. Melanie, que vive con una condición que afecta su movilidad, decidió explorar un aspecto importante de la vida humana que había dejado pendiente: la conexión íntima.
Cuando Melanie se encontraba aislada socialmente en su hogar, decidió dar un paso importante una vez que pudiera volver a interactuar con el mundo exterior: contratar los servicios de un acompañante personal para explorar la intimidad y dejar atrás las ansiedades que había acumulado en torno al amor y la cercanía.
Fue su trabajadora social quien le sugirió considerar esta opción. Durante su convivencia durante el aislamiento, Melanie recibió un masaje que la llevó a reflexionar sobre sus necesidades emocionales y físicas.
Melanie, que ha vivido una vida independiente a pesar de su discapacidad, se encontró investigando agencias en línea de servicios de compañía y finalmente se sintió atraída por el perfil de un hombre llamado Chayse.
Después de varias conversaciones y preguntas para garantizar su comodidad y seguridad, Melanie concertó una cita con Chayse en su apartamento. Aunque inicialmente se sintió abrumada por la idea de la experiencia, pronto descubrió que su encuentro con Chayse era mucho más que un simple servicio.
A medida que su relación profesional continuaba, Melanie notó una transformación en su confianza y bienestar emocional. Se dio cuenta de que estaba tomando el control de su propia vida y descubriendo nuevas formas de experimentar la intimidad y la conexión humana.
Aunque Melanie y Chayse continúan viéndose, su relación ha evolucionado más allá de lo puramente físico. Chayse no solo ha sido un compañero en su viaje hacia la intimidad, sino que también ha brindado apoyo emocional y consultas sobre relaciones para ayudar a Melanie a desarrollar nuevas conexiones románticas.
Para Melanie, esta experiencia ha sido transformadora en muchos aspectos, y siente que debería haber más apoyo gubernamental para garantizar que las personas con discapacidad tengan acceso a servicios que promuevan su bienestar emocional e intimo.
Al compartir su historia con amigos y familiares, Melanie ha descubierto un nuevo sentido de alegría y confianza en sí misma. Aunque inicialmente pudo haber sentido cierta timidez al hablar de su experiencia, ahora no puede dejar de sonreír al ver cómo ha cambiado su vida para mejor.