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Cuando tienes pareja casi todo es especial, comparten momentos, sentimientos y amigos, pero también comparten la cama ¡Ese es el dilema! Ya que es en ese momento cuando las cosas suelen dejar de ser color de rosas. A continuación te contamos porque…
1. Calor y frío.
Sucede que te acuestas con una sudadera con capucha, mono y calcetines porque sientes DEMASIADO frío. Pero, de repente, tu pareja se acerca a ti y comienzas a sentir DEMASIADO calor, así que decides quitarte alguna prenda y vuelves a tener frío y es cuando piensas ¿Por qué aún no existe una solución mágica para esto?
2. Se mueve demasiado.
Él no deja de moverse y dar vueltas en la cama porque no consigue una postura cómoda, lo cual es normal que suceda a veces. Pero, ¿sería muy cruel decirle que se vaya a dormir al sofá? Grrrr…
3. Ronquidos.
Para muchas, ésta es la situación más incómoda. Son las 2 de la madrugada y lo único que escuchas es la serenata de ronquidos de tu pareja, que además parece un tigre agonizando ¡Qué horror! Para esto solo tienes un par de opciones: Intentas taparte los oídos con la almohada o se la pones a él sobre la cara, con lo cual puede que logres que deje de roncar. Es decisión tuya ¡JAJA!
4. Es tuya, es mía, es tuya, es mía…
La cobija se convierte en ese valioso tesoro por el que pelearas TODAS las noches. ¡Admítelo! siempre tratas de quitársela mientras él duerme.
5. Infinitas idas al baño.
Estas durmiendo y de pronto sientes a tu pareja trepar sobre ti por 4ta vez para salir de la cama e ir al baño ¡¿Hasta cuándo?! Pero si, lamentamos decirte que sucede a menudo. Sin embargo, si la del problema eres tú, te recomendamos que elijas el lado más cercano a la puerta.
6. Espacio insuficiente.
Aunque la cama sea King Size, nunca será suficiente. Te cuesta dejar la costumbre que tenias al dormir cuando eras soltera, estirarte completamente, abrir los brazos y piernas al mismo tiempo que hacías un sin fin de posturas. Pero, ya debes tener en cuenta que hay otra persona a tu lado que también necesita su espacio. ¡Así que deja de intentar que él se caiga de la cama!
7. Pedos… ¡UFF!
A este punto ya se tienen la suficiente confianza y los pedos dejan de ser sonidos vergonzosos y se convierten en el pan de cada día (aunque desearías lo contario). Y lo hará justo en la cama, mientras duermes y además, lo acompañará de un gesto no tan sutil: levantar las sábanas para que salga el olor ¡Oh dios!
En fin, ya sean esos detestables ruidos al dormir, esas frecuentes idas al baño o esos olorosos “peditos”, lo importante es que ambos traten de adaptarse a su nueva vida en pareja y entiendan las manías del otro. Si la situación te incomoda demasiado ¡Díselo! Lo ideal, es que ambos puedan solventar la situación.
Por:Yulianmy Segovia
Twitter: @vanepiter
Para QueNoticiasMaslocas.com